miércoles, 8 de febrero de 2012

Sigmund Freud (1856-1939)

SIGMUND FREUD: Fue el fundador del psicoanálisis, conocido como el arqueólogo de la mente, nació en Viena (Austria) en 1856, hijo de un segundo matrimonio. Su padre era comerciante de lana, muy humilde, que vivía en una casa de una habitación. Era un ambiente familiar bastante confuso para Freud, donde su padre era muy viejo.

Los estudios y la medicina fueron una constante en su vida, llegando a dominar 6 idiomas entre ellos el castellano que aprendió de pequeño para poder leer el Quijote. En sus estudios de Medicina, destacó su desinterés por la patología orgánica que como el refiere, estudio con más o menos agradó pero le fascinó de manera irremediable todo lo relacionado con la mente y la psiquiatría.

 En 1884 empezó a estudiar la cocaína alcaloide de moda en esos tiempos en la época victoriana, donde los intelectuales encontraban su supuesta inspiración en dichas substancias. Freud se interesó por los aspectos médicos de esta, llegando a investigar sobre las aplicaciones medico/quirúrgicas como anestésico de la cocaína, su capacidad de simular cuadros psicóticos.



Estudio la histeria y otros trastornos del sistema nervioso. Se suponía que estas enfermedades era provocadas por un problema físico en el cerebro, pero un médico francés, Charcot, empezó a investigar a los pacientes, tratando de hinoptizarlos, pues la enfermedad estaba en la ideas grabadas en alguna parte de la mente, que más tarde Freud, llamo el inconsciente.



Freud completó su formación médica en Paris junto a Charcot en la Sapètrière, posteriormente junto a otro médico mucho más mayor que él: Breuer, analizó la efectividad de los procesos hipnóticos en los pacientes. Llegó a la conclusión que la metodología hipnótica sólo lograba paliar la sintomatología parcialmente ya que no era duradera, y se corrompía con facilidad si la relación con el terapeuta empeoraba.

A partir de ese fiasco hipnótico Freud desarrolló la teoría de la represión semilla inicial del psicoanálisis actual, donde destacaba que no había que sumir al paciente en otro estado de conciencia.  



Freud propuso pocos años después otra teoría aún más insólita que también los círculos científicos trataron de ignorar. Sorprendido por el gran número de pacientes que declaraban haber sido víctimas de seducciones por parte de sus padres, Freud dedujo que aquellas afirmaciones eran pura imaginación. Llegó a la conclusión de que todos los niños poseían instintos sexuales y creaban en torno a sí mismos y a sus progenitores un rico mundo de fantasías sexuales. Sin embargo, la conservadora y respetable burguesía de Viena no aceptó que su concepto inmaculado de la infancia se ultrajara de este modo. «El vacío que se formó a mi alrededor», escribió Freud, «me hizo comprender que, a partir de aquel momento, me encontraba entre los temerarios que osaron alguna vez turbar el sueño de la humanidad».



Fue en su obra “estudio de un caso de histeria” o el sobre nombrado “el caso Ana O” donde Freud compartiendo el caso con Breurer demostró la suficiencia del sus investigaciones sobre represión y catarsis por la libre asociación de ideas, semilla del psicoanálisis. El descubrimiento del psicoanálisis, en su amplitud revolucionaria le costó el alejamiento de compañeros y amigos como Breurer y el enfrentamiento de una sociedad clásica como la Vienesa que no aprobaba sus teorías ya que la sexualidad (aspecto muy presente en las teorías de Freud) era un tema tabú por aquel entonces.



Freud comprendió las posibilidades del psicoanálisis al conocer un caso que trató el doctor vienés Josef Breuer (imagenizda.): una joven, Anna O., que mostraba síntomas de histeria —parálisis y trastornos en la visión y en el habla— a causa de la muerte de su padre. Cierto día, Breuer solicitó de Anna que relatara su enfermedad, mientras la joven hablaba, Breuer advirtió con asombro que sus síntomas comenzaban a desaparecer. Freud se interesó vivamente por esta misteriosa «cura de conversación», como Anna misma la llamó, y colaboró con Breuer en sucesivos estudios que le condujeron a importantes descubrimientos.



Con el tiempo llego a la conclusión que el origen de todos estos problemas, son conflictos infantiles relacionados con el sexo. El origen sexual era el motor de fantasías, y frustraciones que posteriormente en la vida adulta y desde el inconsciente del individuo surgían en sus diferentes variantes. Freud contaba 40 años de edad. Finalmente se dio cuenta que los pacientes le transferían a el, lo que sentían por sus padres, nació así el concepto de “transferencia”.

La interpretación de los sueños: Freud, en efecto,  inició su revolución en 1897 con su estudio sobre los sueños. Comprobó que los pacientes se referían con frecuencia a ellos cuando enlazaban libremente sus pensamientos. Freud les animaba a relacionar sus sueños y sus recuerdos, y observó que estos nexos revelaban algo que el sueño, por sí mismo, no ponía de manifiesto. Concluyó que existían dos niveles en el significado de los sueños. Uno era el «contenido manifiesto» del sueño; otro, el «contenido oculto», el auténtico significado, aunque a menudo soterrado y cubierto bajo disfraz. En opinión de Freud, los sueños constituyen la válvula de seguridad del sujeto que duerme.

El sueño aliviador más sencillo es el de la «necesidad satisfecha». El hambriento sueña que devora suculentos manjares, pero también es posible que disfrace su apetito y la satisfacción del mismo con un sustitutivo, quizá con un acto sexual. En este caso, el paciente, al relatar sus sueños y sus conexiones, empieza a percatarse de que sexo y alimento tienen para él un común denominador emocional. La mayoría de los sueños son infinitamente más complicados. Requieren una mente tan penetrante y experta como la de Freud para desenredar la complicada maraña de los sueños y poner de manifiesto el significado que en ellos late.

Al cabo de numerosos años de paciente análisis, Freud acabó por descubrir un secreto lenguaje de símbolos y asociaciones propio de los sueños y del subconsciente. Este lenguaje extraño parece universal. Todo el mundo lo utiliza, y Freud, al descifrarlo, empezó a alumbrar el irracional y laberíntico —pero también extrañamente lógico— proceso de conducta del subconsciente humano.

Freud también analizaba detenidamente sus propios y numerosos sueños. Antes de advertir toda su importancia, comprendió que encerraban frecuentemente significados y profecías. Los descubrimientos que realizó en sí mismo, combinados con los de sus pacientes, constituyeron la base de La interpretación de los sueños.

Su conclusión fundamental fue que la sexualidad es tan importante en la infancia como en la madurez. Declaró que todos los hombres están sujetos al complejo de Edipo, expresión que tomó de la leyenda griega referente a la tragedia de Edipo que, sin saberlo, mata a su padre y se casa con su madre. «Todos dirigimos el primer impulso sexual hacia nuestra madre y el primer impulso criminal contra nuestro padre. Los sueños nos demuestran esta realidad». Si el conflicto no se resuelve, si los deseos sexuales infantiles permanecen, de algún modo, fijos en la madre, la neurosis será inevitable y llegará a manifestarse en uno u otro momento.

Freud designa el impulso sexual con el nombre de «libido» y atribuye al mismo toda la energía psíquica que el individuo posee. Puesto que la sociedad no permite la libre y completa expresión de los deseos sexuales, sus miembros deben saber reprimirlos o expresarlos de forma socialmente aceptada. Algunos hombres, por ejemplo, han dirigido —o sublimado— la energía de su libido a la creación artística o científica. Pero el neurótico, presa de su conflicto de Edipo, no puede desviar su libido del objeto vedado; consume sus energías en defenderse contra su propio deseo y manifiesta su lucha interior con síntomas tales como tics nerviosos y necesidad imperiosa de lavarse las manos.

Freud vivió siempre convencido de la solidez de sus teorías, deducidas rigurosamente de hechos comprobados. Afirmaba que sus hallazgos no consistían en simples especulaciones, sino en leyes psicológicas fundamentales. Algunos de sus discípulos le fueron leales durante toda su vida; otros se opusieron al radical presupuesto de que todas las neurosis tienen origen sexual, se apartaron del sistema y crearon, por separado, escuelas diferentes.

El primer disidente fue Alfred Adler, médico vienés que desde 1902 había colaborado estrechamente con Freud. Durante largo tiempo ambos investigaron y teorizaron en armonía, pero hacia 1911 sus planteamientos se hicieron totalmente irreductibles.

En 1913 se produce la defección del suizo Carl Gustav Jung (imagen izq.). Los trabajos de Jung habían admirado a Freud, quien vio en él "al Josué destinado a explorar la tierra prometida de la psiquiatría, que Freud, como Moisés, sólo podría contemplar desde lejos". (Para quienes conocían a Freud no resultaban extrañas estas afirmaciones.)

En los sentimientos de Freud hacia Jung se mezclaba la admiración y el recelo. En cierta sesión de psicoanálisis, Freud interpretó un sueño de Jung como un propósito de destronarle. El sentimiento ambivalente de Freud se acusaba con el transcurso de los años. Jung, hombre esencialmente místico y religioso, consideraba erróneo que la sexualidad fuese la causa de todos los conflictos. Y en consecuencia escribió: «La libertad no pertenece a los hijos de la carne, sino a los hijos de Dios». Jung desarrolló más adelante una teoría del subconsciente con elementos espiritualistas.

Abrió una nueva oficina, que trabajaría durante 47 años. En 1896 muere su padre y decide autoanalizarse, realizando un viaje en la profundidad de su mente. Esta etapa fue una etapa legendaria en la vida de Freud, estuvo 4 años auto investigándose todos las noches. Uso la asociación libre, prestando atención a todo lo que le viniera a la mente sin censura. El tenía algunos problemas como fobia a viajar. La etiología sexual de sus investigaciones, como por ejemplo el Complejo de Edipo donde en el caso del varón hay: deseo por la madre y rivalidad por el padre a nivel inconsciente en la infancia como etapa madurativa sexual o el también llamado Complejo de Edipo.



Escribió un libro llamado: “La interpretación de los sueños”, que fue el registro de su auto análisis. Lo publicó en 1900 y solo se vendieron 300 copias en la actualidad el psicoanálisis es el tema que mas se vende en librerías. La ciencia del psicoanálisis fue su creación, solo los judíos lo seguían. Tenían una sociedad conocida como la “Sociedad de los Miércoles” y se identificaban con un anillo con una gema griega azul.



En 1920 muere su hija. En 1923 se le encuentra un tumor cancerígeno en la boca, que tienen que intervenirlo quirúrgicamente 33 veces en 16 años. Le colocaron una prótesis que era muy dolorosa y no le permitía hablar con facilidad. Le costaba mucho comer y debía sacársela para limpiarla. Siempre fumo, pues lo calmaba. Ya era muy prestigioso y conocido en el mundo.



El se preguntaba ¿que quieren las mujeres?  a la cuales nunca entendió, y las llamaba “ el osado continente” . Las mujeres envidian el pene del hombre, esto las diferencia, y las hace inferiores. Su hija también quiso que su padre la analizara, ella lo acompañaba permanentemente. Luego de cierta resistencia, Freud accedió a psicoanalizarla en secreto. En 1933, estando Hitler en poder, comienza la persecución a los judíos y quema públicamente todos sus libros. En 1936 cumple Bodas de Oro en su matrimonio, Freud tenía 80 años de edad.



En 1938 Hitler anexiona Austria a su país, pero Freud, no quiere partir, hasta que más tarde su hija y hermanas son secuestradas por los Nazi. Freud se da cuenta del peligro que corre y se marcha a Londres el 5 de Julio de 1938. Su hija es soltada, pero sus cuatro hermanas mueren en los campos de concentración.  Freud muere el 23 de septiembre de 1939.

martes, 31 de enero de 2012

LA OBRA DE ELTON MAYO

Principales críticas.

·         Una gran parte de los estudios de los experimentos en eficiencia se había orientado hacia las funciones de producción, pero casi nada a la función social, hasta que el experimento Hawthorne revelo que ambas son indispensables.

·         Se observó que los sentimientos no solamente contaban más que las horas de trabajo, sino que los operarios se preocupaban más de la relación entre su jornal y el de sus compañeros de trabajo que del modo exacto de su jornal.

·         Los obreros no son movidos primordialmente por motivos económicos.

·         Las condiciones especiales del trabajo que afectaban a los trabajadores fueron: la baja  estima en que los trabajadores tenían esta labor: “no se necesita talento, solamente piernas fuertes”; la monotonía del trabajo; el aislamiento de los operarios, pues el ruido terrible de las máquinas y las distancias que los separaban casi impedían cualquier clase de comunicación.

·         Mayo inicio la investigación con la introducción de ratos de descanso equivalentes a dos intervalos de diez minutos por la mañana y otros dos por la tarde. Se animó a los trabajadores para que durmieran durante esos intervalos, disponibles inicialmente a solo una tercera parte de los operarios del departamento.

·         A los supervisores del departamento nunca les cayó en gracia el nuevo sistema, seguramente compartían con muchos supervisores cierto disgusto, por lo que consideraban un mimo para los trabajadores en nombre de la ciencia.

·         Creían que los descansos deberían ser ganados (es decir, que los operarios deberían completar ciertas tareas antes de obtener la autorización para descansar), y que al recibir órdenes especiales urgentes deberían abandonar el descanso por completo.

·         Al suponer que la solución a sus problemas residía en las mentes y cuerpos de los diferentes operarios: el aburrimiento genera pensamientos deprimentes  y la monotonía del movimiento conduce a alteraciones de la circulación y a la fatiga).

·         Es inevitable preguntarse qué hará el trabajador en su casa o durante un descanso, cuando ni si quiera tiene un trabajo monótono en que ocuparse.

·         Aunque se acepten los factores causales sugeridos originalmente por Mayo. Falta explicar por qué los descansos merecidos no elevaron la producción puesto que su efecto puramente físico debería ser igual al de las pausas no merecidas y, en segundo lugar, por qué las dos terceras partes de los trabajadores que no fueron gratificados con descansos mostraron un aumento casi igual en su capacidad productiva y una disminución en las faltas.

·         En su obra posterior THE SOCIAL PROBLEMS OF AN INDUSTRIAL CIVILIZATION

·         Lo que este y muchos experimentos posteriores mostraron fue el total fracaso de las premisas paleotécnicas referentes a la naturaleza humana. Mayo las describe como “hipótesis del populacho” de la sociedad y enumera los que considera sus postulados fundamentales. (La sociedad natural es una horda desorganizada de individuos, Cada individuo actúa en forma calculada para asegurar su conservación e interés propios, Cada individuo pone toda su lógica y capacidad al servicio de estas intenciones). Como hemos visto estas hipótesis no pueden atribuirse a nadie en particular, pues forman parte de la ideología de los industrialistas en una etapa específica del desarrollo industrial.

·         La demostración de Mayo de la falsedad de la “hipótesis del populacho” de la sociedad fue un importante descubrimiento con relevantes implicaciones industriales lo que llevaron a escribir en el libro mencionado: el concepto ordinario de las relaciones obrero-patronales como un enlace existente entre los funcionarios de la compañía por una parte y un número indeterminado de individuos por otra, es absolutamente erróneo. En ninguna factoría realmente próspera se relaciona la administración con los trabajadores aislados, lo que cuenta siempre son los grupos de trabajo.

·         Se inició un programa de entrevistas encaminadas a descubrir la naturaleza de esas actitudes. Inicialmente las entrevistas se redujeron a la interrogación directa, después de asegurar a los empleados que podían hablar libremente. Se espetaban pregunta como: ¿Qué opina usted del capataz?, ¿le parece justo o tiene preferencias?, pero no tardo en descubrirse que este método tiene muchos inconvenientes: tiende a causar antagonismos o respuestas estereotipadas, y probablemente inclina a simplificar demasiado las respuestas, reduciéndolas a sí o no. Además, la insistencia en los problemas que parecen importantes al entrevistador hace pasar por alto otros, de importancia para el trabajador, pero desconocidos por el entrevistador.